Aúna la misma noche, 2018



Sin saber muy bien porqué, en otoño de 2018 empecé a construir junto a Marc Ferrer la maqueta de un pasillo. En realidad no se trataba de ningún lugar específico, sino de un espacio imaginario que bebía de la arquitectura del desarrollismo. Este tipo de espacio me resultaba familiar ya que era el propio de la casa de mis abuelos y de tantas otras fincas construídas entre los años 50 y 70. La idea principal era la de explorar esa familiaridad para contraponerla a la idea de lo extraño. Esa tensión se resolvía en un espacio en el que, a la par que la mirada se sentía atraída e invitada a recorrer el umbral abierto, se descubría a sí misma sin posibilidad de habitarlo ni traspasarlo.











El proceso de construcción fue lo más divertido y lo que más recuerdo, asistir a la creación de un espacio con las propias manos.


















En su momento también dejé algo escrito aquí.