esta mesa en que está prohibido sin mantel


¿son todas estas palabras un código de circulación,
un sistema de autopistas, puentes
y bifurcaciones que queda almacenado
entre capas de tierra donde se cruzan
vasijas y ajuar
—espacio de lo fugaz—
y que a mí se me antoja como un ovillo
imposible de desentrañar?
te confieso que algunas noches quisiera coger
las curvas del revés, tomar
ese desvío en contradirección y desobedecer
lo dicho para deshacer el camino
que nuestras palabras dejan.
pero aun en ausencia de luces
el rastro se huele a kilómetros y la lengua
acaba por encontrar migas en los bolsillos.
la próxima vez que me suba aquí lo haré
con la boca cerrada.
aspiro a entrar en ti así,
equivocándome.