he sido un buen buey
las mañanas de junio son como el interior de algunos
palacios del XV, abiertos al mundo entre paredes de piedra.
de sus ruinas tomé algunas con mis manos
las cargué alrededor del cuerpo
y abrí ventanas por donde entraba
una luz pequeña y misteriosa.
así hice de mi castillo una torre adosada
a un patio lleno de jardines y fuentes.
muchos días cierro los ojos
e imagino el olor de las flores
antes de convertirse en limones.