Salir a buscar agua con Mar, 2020
A Mar y a mí nos apetecía ser zahorís. Además, nos interesaba ensayar una forma de visión ligada al cuerpo que no se sustentara sobre un punto de observación elevado y detenido, sino que se dirigiera hacia un cuerpo oculto y lo hiciera desde el movimiento y el cruce. Una mañana de octubre fabricamos algunas varillas de metal en forma de L. De camino a unos nacimientos de agua cerca del pueblo de Mar cortamos algunas ramas de olivera en forma de Y, y así, provistos de ramas y varillas, empezamos a buscar vetas de agua poniendo a prueba nuestra sensibilidad para la detección.
Al final del día Mar metió sus pies dentro de uno de los nacimientos de agua. Una de sus manos sostienía una varilla mientras que la otra sostienía mi mano. De la misma manera, una de mis manos estaba entrelazada con la de Mar mientras que la otra sostenía la varilla restante. El procedimiento era simple. Si soltábamos nuestra manos las varillas se separaban. Si volvíamos a juntarlas las varillas se cruzaban. Más allá del posible puente eléctrico que tal vez creamos, fue reconfortante pensar en el río fluyendo bajo nuestros pies y en su corriente atravesando nuestros cuerpos.